Somos la Familia Hahn Lee, inmigrantes coreanos, descendientes de patriotas coreanos.
Esperamos que nuestra historia ayuda a inspirarlos a buscar a SUS ancestros.
Les vamos a contar acerca de dos familias que abandonaron su país en busca de una mejor vida, lejos de la ocupación japonesa y de la pobreza, tratando de mantener vivos a sus hijos. Si no fuera por su valor y trabajo, nosotros no existiríamos.
Comencemos la odisea...
Cómo Corea pasó del dominio chino a la invasión japonesa
El Rey Gojong (1852-1919) fue el último rey de la Dinastía Joseon. Él declaró a Corea un imperio en octubre de 1897, en parte para justificar el fin de la subordinación tributaria ante China. En 1902, Gojong otorgó a los coreanos el derecho de trabajar y vivir en el extranjero, lo cual había sido ilegal en el pasado. En este maravilloso video se presentan las razones subyacentes por las cuales nuestros antepasados tuvieron que abandonar su nación.
La película coreana de 1997 HENEQUEN
sucede en 1905 y cuenta la historia de los trabajadores en las haciendas de henequén en México.
Sigue la relación entre la hija de una familia aristocrática empobrecida y el hijo de un carnicero.
(Director: Kim Ho-sun)
La península coreana sufrió difíciles tiempos económicos en 1901, así como tifoidea y cólera en 1902. Estos retos fueron factores importantes para la emigración coreana de un país que había estado padeciendo por malas cosechas, sequías y años de amenazas políticas por parte de China, Rusia y Japón. Cuando Japón fue victorioso en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905), Corea estaba a punto de convertirse en un protectorado de Japón y una vez más se enfrentaba a un gobierno japonés. Para muchos coreanos que buscaban una mejor vida, México debió haberles parecido la mejor oportunidad.
¿POR QUÉ TUVIERON TUS ABUELOS Y LOS MÍOS QUE ABANDONAR SU PAÍS?
El henequén es una planta cuya fibra solía utilizarse para fabricar cuerda, alfombras, etc., durante la primera mitad de los años 1900. A fin de cumplir con la creciente demanda de la fibra producida a partir de esta plantas espinosas, los propietarios de las haciendas buscaron trabajadores en el extranjero. Cuando no pudieron conseguirlos en Europa, contrataron a un agente de inmigración llamado John G. Meyers (algunos lo escriben Myers) y a un hombre de negocios japonés, Genichi Taisho que encontraran trabajadores en China, Japón y, posteriormente, en Corea.
Meyers específicamente eligió a trabajadores de Corea puesto que los japoneses querían desviar la mano de obra coreana lejos de los lucrativos trabajos en Hawai, los cuales el Imperio deseaba mantener en manos de súbditos japoneses. Una gran variedad de individuos respondió a su convocatoria, principalmente del área de Seúl, puesto que les atrajo la promesa de salarios altos y una mejor calidad de vida en México (promovida como equivalente a la de Estados Unidos), así como la habilidad de emigrar con su familia. Un ministro francés emitió sus pasaportes aunque el Rey Gojong había delegado los asuntos de emigración al extranjero al empresario norteamericano David W. Deshler en 1902.
El barco S.S. Ilford trajo a más de 1,000 coreanos
a México 4 de abril de 1905
El 4 de abril de 1905, 1,033 coreanos (702 hombres, 135 mujeres, 196 niños) abandonaron el puerto de Chemulpo (actualmente Incheon) en el barco comercial británico Ilford. El barco llegó al puerto de Salina Cruz en el sur de México el 15 de mayo de 1905. De 1033 coreanos que habían partido de Incheon, 1031 lograron llegar a México, dos niños murieron en el camino.
De ahí tomaron un tren a Veracruz y después abordaron otro barco a Progreso, cerca de Mérida. A su llegada, los coreanos fueron vendidos, divididos en 24 grupos de trabajo y enviados a las haciendas Chence, Buenavista, San Francisco, Santiago, San Antonio y Santa Rosa a trabajar durante los siguientes 4 años. Esta fue la primera y la última inmigración coreana a México.
Los propietarios de las haciendas exigían que los trabajadores vivieran en la hacienda, les pagaban muy poco y los trataban con crueldad. A un hombre adulto le pagaban 35 centavos por entre 12 y 17 horas de trabajo, eran golpeados si no cumplían con su cuota de hojas de henequén (algunos historiadores indican que era de mil hojas, algunos dicen que eran muchas más). Para empeorar las cosas, estaban obligados a comprar su comida en las tiendas de los propietarios de las haciendas a precios exorbitantes. Esto imposibilitaba ahorrar dinero y la mayoría terminaba con deudas que tenían que pagar al finalizar su contrato de 4 años. Existen registros de por lo menos 10 trabajadores coreanos que se suicidaron y de un gran número de intentos de escapar de las haciendas, mismos que eran castigados severamente. Considero que es apropiado utilizar la palabra "esclavitud" para describir lo que estos inmigrantes coreanos tuvieron que enfrentar.
José Sánchez Pac ("Memorias de la vida y obra de los coreanos en México desde Yucatán", 1973, 59), un descendiente coreano de segunda generación, escribió:
"...nosotros, como foráneos que teníamos que andar de hacienda en hacienda, cuando nos tocaba una de las grandes, ahí residían muchas familias coreanas y por lo mismo, lo pasábamos más ameno porque también se organizaba Templo, Escuelas, Comisaría. En esas haciendas por lo regular durábamos un año o mas, pero en las haciendas chicas como no era posible amenizar entre los mismos, porque éramos pocos, tratábamos en divertirnos con los nativos, acercándonos de metiche: en los velorios, novenarios, bautizos, casamientos y en ocasiones hasta en las ceremonias religiosas que les veneraban a algún imagen favorito."
El 17 de noviembre de 1905, el comerciante de ginseng Pak Young Soo envió una carta a la Asociación de Asistencia Mutua acerca de la esclavitud que sufrían los coreanos que estaban trabajando en las plantaciones de Mérida. Las noticias fueron enviadas a los periódicos coreanos y la YMCA Song Dong inició una investigación. El mismo día, el Tratado del Protectorado de Corea que el Rey Gojong fue obligado a firmar, le otorgó a Japón el derecho de gobernar. Los EE. UU. respaldaron el tratado.
Poco tiempo después, Japón incorporó a Corea como colonia en 1910. Repentinamente, los inmigrantes coreanos en México ya no tenían patria. Estaban atrapados en México, sin ciudadanía mexicana ni la protección de Corea. Los intereses imperiales japoneses bloquearon el apoyo diplomático para los inmigrantes coreanos.
Trabajadores coreanos en una hacienda mexicana.
(Cortesía de Fototeca Guerra)
Cómplices en este Crimen
Cuando un crimen masivo es cometido, es necesaria la participación de muchos cómplices. Cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de Corea se pone en contacto con el Secretario de Relaciones Exteriores de México, comienzan las mentiras.
Cuando llegan reportes al Imperio Coreano detallando la esclavitud en las haciendas de henequén, el Ministerio de Relaciones Exteriores asignó al viceministro Chi Ho Yoon a viajar a México para investigar las acusaciones. Sin embargo, Japón asumió superioridad diplomática poco tiempo después y el viaje del viceministro fue cancelado. El Imperio Coreano no solo perdió su oportunidad de proteger a este grupo de inmigrantes sino toda oportunidad en el futuro de tomar control de su autonomía diplomática.
Como lo prueba una carta de la Embajada Mexicana en los Estados Unidos firmada por un diplomático a cargo de asuntos de negocios, no todos los involucrados en este crimen fueron cómplices con lo que les estaba sucediendo a nuestros ancestros.
Alguien en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México envió una copia de esta carta al Gobernador del Estado de Yucatán.
Desconocemos si el documento que aparece abajo fue respuesta a esta solicitud, pero las mentiras definitivamente continuaron fluyendo. El punto V es una maravilla del arte de la mentira.
El punto VII es un cuento de horror. Ellos declaran en el punto I, que el reporte cubre 3 plantaciones: Kancabchen (7 hombres, 4 mujeres y 8 niños), Azcorra (25 hombres), Santa Cruz (8 hombres). El punto VII indica que 20 muertes ocurrieron dentro de un breve período entre mayo de 1905 cuando nuestros antepasados llegaron a México y noviembre del mismo año. Existe un claro elemento en común en todas las muertes:
2 fueron debido a gastroenteritis
1 fiebre gástrica
1 fiebre intestinal
1 enteritis crónica
1 entero-colitis
1 colitis
1 disentería
No es necesario ser médico para ver que la gente estaba muriendo de condiciones estomacales y que algo que estaban comiendo les estaba haciendo mal. Pero, desde luego, los dueños de las haciendas probablemente pensaban, "No importa, puedo conseguir más cuando se mueran..."
Un reporte con fecha 16 de diciembre de 1908, declara que nuestros bisabuelos, quienes acababan de llegar a México, ya estaban muriendo. En mayo de 1905, las muertes innecesarias de 20 de nuestros ancestros fueron reportadas. Sus nombres están mal escritos, pero sus edades incluyen niños de 9, 11, 12 y 1 año y medio de edad.
Al final del documento dice: Por informes obtenidos de los propietarios de fincas en que han trabajado coolies (un término despectivo para trabajadores chinos), parece que no ha dado buenos resultados la inmigración de estos. Se les tilda de flojos..."
Interesante que se reportan que son flojos, pero no me mencionan las condiciones mortales en las que vivían, ni que las mujeres coreanas fueron violadas en las plantaciones.
La interesante lista que aparece abajo muestra cuántos coreanos había en cada hacienda, así como los nombres de los propietarios de dichas haciendas. Si observan detenidamente, existe un claro conflicto de interés en el penúltimo propietario, quien además de ser dueño de una hacienda era Gobernador del Estado de Yucatán.
Junto al nombre de cada propietario aparece el nombre de la hacienda, la tercera columna es el número total de trabajadores en cada propiedad y, finalmente, el número total de mujeres y niños en cada plantación.
Al final dice: Coreanos fallecidos 22. Extraviados 27. Total de inmigrantes llegados 1018.
En 1908, un documento (abajo) es enviado por el Secretario del Estado. Otro esfuerzo por parte del gobierno de cubrir su trabajo sucio.
A pesar del prospecto de vivir el resto de sus vidas en México, este grupo de inmigrantes aún se consideraban coreanos y apoyaban el movimiento de independencia de una tierra que por última vez habían conocido como soberana. Sus encuentros étnicos/raciales con el mestizaje en México dieron forma a su identidad.
Sin ahorros, no podían regresar a Corea cuando terminó su contrato. Algunos probaron su suerte en Cuba, trabajando en las plantaciones de azúcar, pero con la sobreproducción de azúcar y la caída en los precios de esta, muchos se vieron obligados a regresar a México. Esto no fue lo que se les había prometido, pero aun con su desilusión amarga y frustraciones, tuvieron que aprender a adaptarse a esta nueva tierra. Así que comenzaron a establecerse alrededor de Mérida y más allá, y a construir una vida en México.
El Artículo 30 de la Constitución Mexicana de 1917 fue vital para la segunda generación de inmigrantes coreanos (...) les permitió obtener la nacionalidad mexicana por nacimiento en territorio mexicano y por naturalización. José Sánchez Pac, nacido en el Ilford, escribió en sus "Memorias de la vida y obra de los coreanos en México desde Yucatán" (escrito unos 80 años después de la inmigración de 1905) (...) agradeció esta posibilidad, sin embargo, no sin mencionar el sufrimiento de los inmigrantes. Es un momento dulce y amargo: las condiciones de labor forzada de los coreanos de 1905 a 1909, ayudaron a forjar fuertes lazos entre los coreanos, quienes crearon una comunidad independiente para sí mismos con lazos al movimiento de independencia coreana a nivel internacional.
Recibimos la fotografía que aparece abajo de Esther Sanguesa. Muestra a un pequeño número de coreanos en El Bolo, Matanzas, Cuba, listos para luchar por la libertad de su tierra natal. Al final, no se les permitió viajar. Ellanos contó que es la foto favorita de su abuelo. Prueba de la naturaleza internacional del movimiento coreano de independencia.
LOS INMIGRANTES COREANOS Y EL RACISMO
A los coreanos se les trató distinto que a los mexicanos de raza mixta desde un principio. (...) El nacionalismo mestizo (persona de raza europea e indígena) era antiasiático y excluía a los coreanos (...) El racismo antiasiático era más sutil dentro de la esfera doméstica coreana. En las haciendas, la comida consistía de maíz, no de arroz. El maíz no era un alimento apropiado (...) ocasionaba problemas intestinales a los coreanos. Esto condujo a una protesta en la que se exigieron arroz y medicamentos básicos. Cuando se dieron cuenta de las condiciones deplorables en que vivían los coreanos, los administradores de las haciendas ordenaron que se vendiera arroz en las tiendas de raya. Pac cuenta una anécdota que ilustra lo difícil que era esta nueva vida para los coreanos, incluso en términos de nutrición. Las mujeres no podían encontrar ingredientes para hacer kimchi. La col se plantaba exclusivamente con propósitos decorativos en muchas haciendas y la persona a cargo de la huerta las cortaba y tiraba los pedazos "feos". Las mujeres coreanas utilizaban estos pedazos descartados para hacer kimchi. Las haciendas en ocasiones distribuían carne a los trabajadores. Las mujeres coreanas reunían la cola, la cabeza, los pies y los intestinos para cocinarlos. Por esto a las mujeres coreanas se les llamaba "perras".
LA EDUCACIÓN Y LA RAZÓN POR LA CUAL NUESTROS ANTEPASADOS DE SEGUNDA GENERACIÓN NO APRENDIERON A HABLAR COREANO
A pesar de continuar sus tradiciones culinarias, los inmigrantes no transmitieron sus tradiciones lingüísticas. En un documental que incluye una entrevista con la descendiente Genny Song, ella cuenta que los yucatecos y mexicanos constantemente hostigaban a los coreanos (ella es la que hace la distinción entre yucatecos y mexicanos) porque no podían hablar español, así que se esforzaron por enseñar a sus hijos que era mejor aprender español. Aparentemente, había remanentes de la persistencia y habilidad de adaptación, como lo prueba Ana María Song, quien conoce los términos relacionados con comida en coreano.
En casa se hacían elecciones más pequeñas pero igualmente impactantes, elecciones que formaban un subgrupo coreano. Una combinación de tradiciones fue transmitida generacionalmente que refleja una "coreanidad" por medio de estas adaptaciones (...) La necesidad de comer arroz en vez de maíz era un factor que dividía a los coreanos de las demás poblaciones en Yucatán. Las barreras del idioma impedía que los coreanos tuvieran mayor acceso y asimilación a México. Sin embargo, estos mismos retos crearon oportunidades para unirse a una comunidad coreana de inmigrantes que lucharon por la liberación de Corea.
No solo vivían en condiciones de pobreza bajo contratos que ellos consideraban habían sido engañados al firmar, sino que se enfrentaban al racismo. El estatus de los coreanos en México era marginal y estaba sujeto a la exclusión mexicana de aquellos que no pertenecían al modelo "mestizo" (...) Es cuestionable si un sentido patriótico jugó un papel en la elección de los coreanos de obtener su ciudadanía. Después de todo, habían sufrido por el racismo antiasiático y la exclusión del estado mestizo. Pero ¿qué otra elección tenían? Adquirir la ciudadanía mexicana les permitía a los coreanos tener acceso a una comunidad coreana más grande a nivel internacional que estaba luchando por la liberación de Corea. Además, continuar viviendo sin residencia legal en México dificultaría la mobilidad, la oportunidad de empleo y el acceso a los servicios del estado. Al final, la presión intensa tanto por parte del estado coreano como del mexicano los obligó a convertirse en mexicanos para apoyar a la nación coreana.
Otro método político/legal que los inmigrantes coreanos en México emplearon fue formar una comunidad a través de la recolección de fondos para la liberación de Corea. Pac menciona un compromiso comunal de los inmigrantes coreanos con respecto a la reunión de fondos. Los lazos íntimos entre los inmigrantes y el hecho de compartir el poco dinero que tenían para ayudar a la liberación coreana, aunque notable, no solo era un esfuerzo patriótico. Por medio de su "cuota nacional obligatoria", los inmigrantes enviaban la mitad de los fondos reunidos al movimiento de independencia, mientras que la otra mitad era empleada para actividades locales de la asociación. Cada miembro pagaba un peso mensual.
Pac cuenta que la Asociación tenía unos 900 miembros activos, en otras palabras, un total de 900 pesos eran reunidos y 450 pesos eran su colaboración a la Asociación Pancoreana y la promoción de la revolución por la independencia (...) la Asociación era una especie de gobierno para los coreanos. Esto explica cómo era que la afiliación a esta organización para un inmigrante coreano era la única forma de pertenecer a una comunidad, una especie de ciudadanía y un sentido de formar parte de su nación.
La productividad coreana en México era valiosa tanto para la economía Mexicana como para el movimiento de independencia (...) esta productividad, acompañada por la exclusión, condujeron a la separación de un sentido de pertenecer a México.
La historia oral de descendientes habla de una fuerte tradición cultural entre los inmigrantes, así como de esfuerzos diligentes por aclarar su identidad étnica como coreana, no china, ni japonesa, ni filipina. Pac comparte una anécdota en la cual buscaba trabajo en un restaurante en Villa Hermosa y el propietario le preguntó si era filipino. Pac respondió, "Nací en México pero soy coreano." Está claro que los inmigrantes coreanos seguían sintiendo que pertenecían a la nación coreana. Aunque habían obtenido acceso al Estado mexicano, culturalmente cultivaban su identidad étnica coreana.
Intergeneracionalmente, mucho del conocimiento fue perdido y distorcionado por el tiempo y la memoria. Las influencias ambientales también hicieron que la preservación de la herencia coreana fuera difícil en México.
La Asociación Coreana de Yucatán estableció un Ohakgina el 26 de mayo de 1913, el primero de varios colegios fundados para enseñar el conocimiento "minjok" (conocimiento de la etnicidad y el nacionalismo coreanos). Pac detalla su experiencia educativa en una plantación. Los inmigrantes coreanos establecieron un consejo educativo dentro de la Asociación antes mencionada, con el propósito de educar a los adultos y niños que no sabían leer ni escribir. La Asociación se enfrentó a varios retos: 1) no había un maestro formal para las clases de coreano y 2) los padres tendrían una carga económica más (se les tenía que pagar a los maestros). Se decidió que designarían a un maestro temporal, Changi Cho, y que su puesto sería concurrente con su papel como secretario de la Asociación Coreana de Mérida.
El sistema educativo estaba basado en el sistema coreano, con el idioma coreano y la escritura Hangul al centro, así como el hanmun. Usualmente, una escuela coreana en una hacienda tenía dos maestros, uno para aritmética y otro para Hangul. El programa también incluía lecciones de apoyo a la tierra natal, historia, el sistema de cuatro jerarquías (samin, yangban, etc.), educación física e himnos.
El sistema en las plantaciones hacía que los estudiantes y maestros tuvieran clases entre 2 y 4 de la madrugada y, una vez más, alrededor de las 6 de la tarde durante dos horas. Pac también recuerda el castigo corporal que uno recibía si no cumplía con lo que se esperaba. Este horario significaba que los estudiantes tenían que combinar largas jornadas de trabajo con tareas escolares, lo cual a menudo conducía a que no pudieran terminar las mismas.
El Colegio Militar Sungmu
Kunyong Lee creó un sungmu hakgyo el 14 de noviembre de 1910. Estaba basado en la reacción en Corea a la colonización japonesa y el Movimiento Nacional de Ilustración que utilizaba en conocimiento sungmu para educar al pueblo (...) el Movimiento Nacional de Ilustración aseguraba que la razón por la cual Corea había caído ante Japón era en parte debido a la reverencia (del gobierno imperial) por la fuerza militar de las grandes potencias mundiales, al mismo tiempo que suprimían/controlaban a las fuerzas militares coreanas por miedo a los levantamientos del pueblo coreano contra su propio gobierno.
El Sungmuismo se diseminó a otras comunidades coreanas, incluyendo Mérida. Muchos hombres habían sido soldados en el Ejército Kwangmu (1897-1907) y formaban parte de la comunidad de inmigrantes coreanos en México, aproximadamente 200 de ellos. Cuando la tendencia hacia el Sungmuismo llegó en la Península de Yucatán, los hombres que habían sido militares se reunieron en tres lugares para discutir la caída de su tierra natal y preparar a mártires voluntarios que lucharan por la liberación coreana. A fin de entrenar a estos hombres, practicaban diariamente durante, 1 o 2 horas, estrategia militar y gimnasia durante su tiempo de descanso del trabajo.
José Sánchez Pac también menciona que 25 jóvenes coreanos, bajo el liderazgo de Kŭnyŏng Lee, participaron en la Revolución Mexicana de 1910.
¿Ahora entiendes por qué estamos aquí?
Este brevísimo resumen de cómo llegaron nuestros antepasados a México, de lo que fueron sus vidas aquí y de cómo se tuvieron que adaptar a circunstancias inimaginables quizá explique un poco de quiénes somos. Los descendientes coreanos seguimos siendo una comunidad fuerte. Gracias a los historiadores, hemos comprendido los silencios de nuestros padres, su estoicismo, su alegría y su tristeza.
Sánchez Pac, José. “Memorias de la vida y obra de los coreanos en México desde Yucatán“ (Memories of the Life and Work of the Koreans in Mexico from Yucatan).
https://dreamgolive.wordpress.com/2011/10/28/koreans-in-mexico/
Consejo Editorial. Agosto 2021. Crossing Peninsulas: Early 20th-Century Korean Flexible Nationalisms in the Yucatán Peninsula. The Yale Review of International Studies.
Jo, Nam Hwan. “Historia de la vida de los coreanos en México, 1905–2005.” Los Angeles: The Christian Herald USA, 2006.
KBS Docu 다큐. “한국인의밥상] 멕시코 에네켄의 밥상: 밥이 조국이다" La Mesa del Henequén en México:La Comida es la Tierra Natal) (VOD completo).” Youtube video, Mayo 2020. https://www.youtube.com/watch?v=L2V3v8-dZL8.
Kim, AJ. “Yo Soy Coreana (2018): Migration and Immigrant History in Mexico” (Yo Soy Coreana: Migración y la Historia del Inmigrante en México) Youtube. Octubre 2018. https://www.youtube.com/watch?v=ADHD2QG0pjQ&t=662s.